El cabestrero

 Hay motivos para tal optimismo, alentados por una temporada promete- dora que se inicia en Sevilla, pero sobre todo por la puesta de largo de El Carras- cal como la finca principal de la ganade- ría, después de que la familia Domecq vendiese todo un santuario de la tauro- maquia como es Los Alburejos. Algunos agoreros vaticinaron el final de esta sin- gular vacada cuando se conoció la noti- cia de la venta a un grupo inversor ajeno al mundo del toro. Nada más lejos de la realidad. El legado de don Álvaro Dome- cq, esa alquimia de la bravura que con- siguió moldear un toro con personali- dad, se sigue manteniendo gracias a la afición y el empeño de sus hijos, nietos y bisnietos, que tienen la afición al cam- po, al toro y al caballo agarradas al co- razón como algo propio.

Están de estreno y por tanto de ce- lebración. Tras la venta de Los Albure- jos, la familia Domecq decidió mudarse a otra de sus fincas, El Carrascal, que fue sitio auxiliar de apoyo a Los Alburejos y que ahora se ha convertido en el centro neurálgico. Es la finca principal que acoge ahora a toda la ganadería y que por tan- to se han visto obligados a adaptar a las nuevas necesidades. La mudanza se inició a principios de 2020, coincidiendo con la llegada de la pandemia. De Medina Sido- nia a Benalup-Casas Viejas. Al lado, prác- ticamente. En plena dehesa de La Janda,

sin apartarse de esa famosa ruta del toro que atraviesa Cádiz. Apenas veinte kiló- metros separan un lugar de otro.

El Carrascal posee 240 hectáreas. Aquí pastaron siempre las vacas de vien- tre. Además de los añojos y erales, que, una vez pasaban el examen de la tien- ta de machos, viajaban a Los Alburejos, donde ya se componían las camadas de saca de novillos y toros. Ahora se ha te- nido que hacer sitio a esos novillos y to- ros, y diseñar por tanto cercados, placita de tientas, corrales… nuevas instalacio- nes en definitiva. La adaptación de todo el ganado a los nuevos predios además de la merma de festejos por culpa de la pandemia ha obligado a los ganaderos a reducir a la mitad la vacada. “Actualmen- te nos quedan 150 vacas, la mitad de lo que teníamos. Es difícil mantener tantas vacas. Para este año todavía hay seis corridas de toros, pero la idea es que- darse con tres o cuatro corridas en un futuro inmediato”, desvela Luis Dome- cq, sobrino de Álvaro, al frente de la ga- nadería junto a su tío. A su vera y a la de su abuelo lo aprendió todo: los entresijos del campo y el arte de torear a caballo, práctica que defendió con éxito por to- dos los ruedos del mundo haciendo ho- nor a su estirpe de grandes rejoneadores. Luis se mantiene a la vera de su tío Álvaro, que es quien sigue llevando las riendas de Torrestrella, aunque la edad no perdona y requiere del apoyo de las generaciones venideras. Álvaro Domecq Romero sigue, a sus 82 años, montan- do a caballo de vez en cuando, aunque la edad y su pierna se lo impiden más de la cuenta. Aunque nostálgico todavíapor los recuerdos que deja en Los Albu- rejos, asegura sentirse “con nuevas ilu- siones. La finca es muy bonita. Tiene co- lor. Además, los toros se resguardan del frío y del calor con una buena arboleda”, apunta el ganadero. “Cada vez que ten- go un minuto libre, me vengo al campo. Me encanta. Aquí siempre hay algo que

El cabestrero

En los años 30, al menos en todas las ganaderías que conozco en el Sur, existía la figura del hombre que se llamaba cabestrero. Conocí a uno llamado Antonio Aguilar. Cuando el traslado de la ganadería de Veragua desde el Molinillo en Toledo, al sur, tardó unos 40 días de recorrido en su viaje. El cabestrero iba cuidando que sus bueyes fueran al paso recomendado, ni muy ligero, ni muy despacio, según la resistencia de los becerros que iban todavia mamando. El cabestrero además preparaba la comida de los otros vaqueros durante el trayecto.

Ese hombre obligaba a obedecer a los bueyes con su honda, y yo lo vi en los primeros encierros de esa ganaderia para la lidia, estar más pendiente de los toros que los propios vaqueros a caballo, porque esos toros tratados por gente de a pie eran más obedientes a la honda y al hombre que a pie tenía la costumbre de obligarlos. Antonio había sido antes cabestrero en la ganadería de Miura y tenía tanta maestria con la honda, que un día lo vi matar un conejo con la piedra de la propia honda. Yo lo vi dos veces hacer algo entonces inverosimil para mí, y ahora imposible de repetir, porque ya incluso no existe el oficio de cabestrero. Hoy todos van a caballo y a caballo es más dificil manejar la honda.

Voy a contar al lector las dos faenas inolvidables que yo vi hacer a este hombre. Estaban apartando vacas los vaqueros y una de ellas, más veces hostigada y desobediente, empezó a arrancarse. En una de esas arrancadas vio a Antonio y se lanzó como una flecha hacía él. Antonio la esperó impavido y cuando ya iba a meterle la cara, se tiró Antonio sobre las manos de la vaca como si fuera un balón. La vaca naturalmente se asustó y se metió de nuevo en la piara; pero más tarde otra vaca, ya en el camino, cuando iban a otra cerca, empezó a molestar a la piara ya dócil y el ganadero le oyó decir a Antonio: A esta le pegaría yo una pedrada con mi honda y ya no daría más la lata. El ganadero lo autorizó a tirar de la honda, aunque la matara. Dicho y hecho una pedrada en la testuz y la vaca tiesa.

Esto que escribo ya pasó, hoy los toros tratados a caballo desde que nacen no son así, se llevan y se trasladan siempre con temple, despacio, porque si no lo haces así, si te enervas tu o tu caballos, los toros lo presienten y entonces no van a donde tu pretendes. Que lección torera más eficiente da el campo de los toros. El temple, virtud suprema del toreo.

Torrestrella, la historia continua

A mediados de los años 50 del pasado siglo, D. Álvaro Domecq y Díez, y su esposa, D. Josefa Romero, hicieron de su finca ganadera su casa, y en ella se han criado y crecido tres generaciones, además de los fundadores: la segunda es la de los Domecq Romero (Álvaro y Fabiola), la tercera la forman los Domecq Domecq (hijos de Fabiola y Luis Fernando Domecq Ybarra), y la cuarta y última los hijos de los Domecq Domecq, biznietos de los fundadores de la familia. Todos ellos han vivido, crecido y madurado, los de la cuarta un poco menos, amando el toro y el caballo, los dos animales sin los que la historia de Torrestrella y de “Los Alburejos” no tendría sentido.

Una cosa no se entiende sin la otra, desde el momento en el que la ganadería, que al principio se anunció como “Valcargado”, pronto cambio su denominación por la del castillo árabe que corona uno de sus cerros, el castillo de Torre Estrella.

Se podrían escribir cientos de cosas sobre la historia de esta divisa, una de las que mas sello de autor ha tenido a lo largo de estos años, hasta el punto de definir a D. Álvaro, como el “sastre de la bravura”, ese ganadero capaz de criar y seleccionar un toro al gusto de la figuras de cada época, como Curro Romero, Paquirri, José María Manzanares, Enrique Ponce, Joselito, Finito de Cordoba, Fernando Cepeda, Jesulín de Ubrique, Paco Ojeda o Francisco Rivera Ordoñez, entre otros. Máximas figuras que han tenido a los toros de la divisa azul marino y oro entre sus favoritos, contando con reses de esta vacada para sus mayores compromisos, para los de mas importancia. Y asi fue durante muchos de los casi sesenta años de historia de la vacada, con un punto de inflexión, que casualmente coincide casi exactamente con la desaparición de su fundador, en 2005.

En este periodo, que dura hasta la actualidad, la ganadería ha seguido estando presente en algunas ferias, pero lejos de los carteles de figuras, y solo en Bilbao, Pamplona o Sevilla, ha tenido continuidad. Puede que el motivo, solo puede, es que quizá en estos años, desde la muerte de D. Álvaro, o incluso puede que un poco antes, se subió un poco el termostato de la bravura en los tentaderos y se seleccionó en base a ese criterio, lo que propició que algunos ejemplares salieran menos del gusto de los toreros actuales, acostumbrados a un toro mas pastueño.

Pero, nada de esto, siendo injusto, por cuanto la vacada a lidiado muchos toros muy completos y de excelente comportamiento, nos debe alejar del tema principal, “Los Alburejos” y Torrestrella.

Ese vinculo, esa especie de cordón umbilical que unía la finca con la familia y con la ganadería, tanto la de toros, como la de caballos, se rompió el pasado 1 de julio de 2020, cuando los nuevos propietarios tomaron posesión de la llaves. Y, precisamente ese día, por casualidades del destino, tuve la suerte, el honor y el privilegio de estar allí por ultima vez, haciendo el reportaje de la camada de 2020, que no se pudo lidiar, y que es la última camada de cuatreños criada íntegramente allí. También para mi suerte, pude hacer esas fotos acompañado por D. Álvaro Domecq Romero, que pisaba por primera vez, y muy emocionado, la que durante 67 años, es decir, casi toda su vida, había sido su casa, y desde ese día ya no lo era.

Mucho se ha dicho y rumoreado desde entonces acerca de la ganadería de Torrestrella, pero lo único cierto, y lo pude comprobar el pasado martes 13 de julio, es que todo sigue como siempre, pero ahora en “El Carrascal”, otra de las fincas de la casa, a unos pocos kilómetros de “Los Alburejos”, muy cerquita de Benalup de Sidonia. En esta finca antes había algunos lotes de vacas y es en la que se realizan los tentaderos de machos, a campo abierto, de esta ganadería, y desde cuyos cercados de toros se puede ver perfectamente Vejer de la Frontera.

Unos cercados de toros donde se rematan los toros de 2020, cinqueños, algunos de los cuales se habrán lidiado en Huelva, así como los de 2021, cuatreños, y todos los que vienen por detrás, al tiempo que se terminan las obras de la nueva plaza de tientas, los corrales y demás elementos necesarios para el día a día de una ganadería, y de los que esta finca carecía.

Así pues, solo se puede decir que a pesar del cambio de finca, la ganadería de Torrestrella sigue muy viva, y el recuerdo de “Los Alburejos” en todos los miembros de la casa también.

Articulo de : Luis Alberto Simon García

Andalusien Dumont

Seit mehr als 500 Jahren werden in der Nähe von
Jerez de la Frontera die berühmten Kartäuserpferde gezüchtet.
Erleben kann man sie nicht nur bei einer Show in der
Königlich-Andalusischen Reitschule, sondern auch auf zwei Landgütern,
die sich der Zucht dieser außergewöhnlichen Reittiere
verschrieben haben.

acampoabierto
Tierra de caballos nobles

El conocedor

El conocedor o mayoral debe ser un caballista consumado. Yo recuerdo de niño a los grandes hombres que dirigían las faenas ganaderas de antaño. Los Mateos, de Miura. Los Ojeda y Salas, de Jandilla. Los Muñoz, de Pablo Romero. Los Cid, de Murube. Y el famoso Pelele, de esta rama familiar que fue un garrochista de tronío. Hace poco estuve en su entierro y le contaba yo a uno de mis hijos la hazaña que le vi hacer en uno de los tentaderos de machos del Conde de la Corte, allá por los años 50.

Los becerros erales de aquel tentadero tenían muchos kilos, eran gordos y cornalones y con mucha fuerza, porque aquel año hizo una primavera de privilegio, hasta en los tejados de los caseríos había hierba.

Uno de los becerros hizo caer al picador y allí aparecío Pelele, a cuerpo limpio, a coger el eral por la cabeza. En ese instante se tiraron 3 o 4 caballistas, sobretodo ante la voz de Pelele que decía:

¿En dónde están los jóvenes? . Yo no me tiré, me ganó el paso mi hermano que era más valiente que yo, pero me dejó una imagen campera y valiente que nunca olvidaré y me hizo pensar que en los toros se puede más con el valor que con su falta. Un día, acosando vacas mansas para enseñar a los caballos la suerte del derribo, como las vacas estaban gordas y, quizás algunas, acosadas otra vez, que como saben se aferran más para no caerse. Ese dia vi un garrochista salirse por detrás de la concha de la silla y caerse, lo que repitío dos o tres veces y todo esto a campo abierto por el sol y la brisa. Allí estaban los mejores garrochistas y la buena y verdadera afición a la ganadería, por eso, por su amor propio de garrochista, se cayó tres veces aquel jinete.

De cuando en cuando aparecía una figura del toreo, que además de torero quería aprender y parcticar todas las faenas del campo en la ganadería, porque en el fondo su final era ser ganadero. Ahora también los toreros tienen ese deseo para su retirada, pero aquella tradición se va poco a poco perdiendo y, aunque se hacen, ha perdido el ritmo de las grandes tradiciones taurinas ganaderas. Fueron garrochistas que yo vi, Algabeño, Juan Belmonte, Domingo Ortega y otros. Ahora también hay grandes conocedores, pero quizás les falte esa afición de antaño y esa fama de caballista puntero que entonces tenía el campo de los toros, porque los toros se deben dirigir a caballo, no sólo porque es más seguro, sino porque a caballo se le da imiportancia al toro y al hombre, que recorre cada día la camada para ver que ha pasado en horas anteriores, cual toro recibio una cornada, cual está cojo, y persar la forma tradicional o idónea de corregir esa cojera. Un hombre a pie no puede ni debe ver en el campo los toros heridos, el peligro, le acecharía.

Articulo de Alvaro Domecq y Diez para la revista Aplausos de Febrero de 1996.

Nos visita Le Figaro

Articulo de Laurence Haloche

En Andalousie, le cheval roi

Depuis 2008, toute la famille participe plusieurs fois par semaine à un spectacle «qui permet de voir comment les taureaux vivent, comment les hommes et les chevaux travaillent ensemble. Une bonne approche pour connaître l’authenticité de la culture andalouse.»

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EUROPASUR.ES

1ª iniciativa temática en la Ruta del Toro para enseñar la cultura campera de Francisco Orgambides. El ya legendario cortijo familiar, sede de las ganaderías caballar y de bravo de Alvaro Domecq es una de las fincas de más tradición taurina de nuestra Ruta del Toro this content.

DIARIO DE JEREZ

«Alvarito” se reinventa A campo abierto de Raquel Benjumeda. A campo abierto nace con vocación docente, una locución en directo explica el origen de la dehesa andaluza, un ecosistema característico de la Provincia de Cádiz. En ese habitat, apuntan en Los Alburejos, “El rey es el Toro Bravo”.

EL ECONOMISTA

CAMPO ABIERTO, entre toros y caballos de Jose Contreras. Las recientes lluvias han pintado de color el campo en Los Alburejos, la finca donde Alvaro Domecq ha creado un referente turístico. “El espectáculo dura noventa minutos y la idea es condensar en ese tiempo nuestro trabajo a campo abierto.

DIARIO DE JEREZ

“A campo abierto” el día a día del toro como oferta turística para extranjeros de María Valero. Sin “condimentos”, cien por cien natural. Irene Canca, diputada provincial de Turismo, declaró tras ver el espectaculo que “hay que seguir apostando por productos de calidad y diferenciales como éste, ya que es el único de estas características que hay en la provincia”.

LAVOZDIGITAL.ES

La familia Domecq toma la iniciativa empresarial y comercializa una visita a su finca Los Alburejos, llamada A campo abierto. El visitante participa en una recreación de la vida en la campiña jerezana, de la cria del toro bravo y del mundo del caballo.

DIARIO DE NAVARRA

Parece mentira, pero a mil kilómetros de casa, Osasuna he encontrado un segundo hogar en Jerez. El cariño con que esta tierra trata al equipo en su concentración se palpa en cada paso que da. Ayer les tocó salir por primera vez a los rojos del hotel Montecastillo

DIARIO DE NAVARRA

La primera aparición en el coso fueron 16 preciosos caballos, para introducir a continuación una exhibición de ocho ejemplares con las divisas de las ganaderías de la Ruta del Toro, región gaditana que comprende el territorio entre Jerez y Los Barrios. Torrestrella es una de ellas.

EL PAÍS POR PEDRO ESPINOSA

La promoción dice que el viaje se disfruta con los cinco sentidos. Muchos de los atractivos de la dehesa andaluza, el caballo o el toro de lidia se conocen por los espectáculos ecuestres o por las corridas. Poco o nada se sabe de qué hay detrás de ellos. A campo abierto es una iniciativa con vocación divulgativa.