Toros y caballo de la ganadería Domecq de a campo abierto

El Cabestrero

En los años 30, al menos en todas las ganaderías que conozco en el Sur, existía la figura del hombre que se llamaba cabestrero. Conocí a uno llamado Antonio Aguilar. Cuando el traslado de la ganadería de Veragua desde el Molinillo en Toledo, al sur, tardó unos 40 días de recorrido en su viaje. El cabestrero iba cuidando que sus bueyes fueran al paso recomendado, ni muy ligero, ni muy despacio, según la resistencia de los becerros que iban todavia mamando. El cabestrero además preparaba la comida de los otros vaqueros durante el trayecto.Movie Passengers (2016)

Ese hombre obligaba a obedecer a los bueyes con su honda, y yo lo vi en los primeros encierros de esa ganaderia para la lidia, estar más pendiente de los toros que los propios vaqueros a caballo, porque esos toros tratados por gente de a pie eran más obedientes a la honda y al hombre que a pie tenía la costumbre de obligarlos. Antonio había sido antes cabestrero en la ganadería de Miura y tenía tanta maestria con la honda, que un día lo vi matar un conejo con la piedra de la propia honda. Yo lo vi dos veces hacer algo entonces inverosimil para mí, y ahora imposible de repetir, porque ya incluso no existe el oficio de cabestrero. Hoy todos van a caballo y a caballo es más dificil manejar la honda.

Voy a contar al lector las dos faenas inolvidables que yo vi hacer a este hombre. Estaban apartando vacas los vaqueros y una de ellas, más veces hostigada y desobediente, empezó a arrancarse. En una de esas arrancadas vio a Antonio y se lanzó como una flecha hacía él. Antonio la esperó impavido y cuando ya iba a meterle la cara, se tiró Antonio sobre las manos de la vaca como si fuera un balón. La vaca naturalmente se asustó y se metió de nuevo en la piara; pero más tarde otra vaca, ya en el camino, cuando iban a otra cerca, empezó a molestar a la piara ya dócil y el ganadero le oyó decir a Antonio: A esta le pegaría yo una pedrada con mi honda y ya no daría más la lata. El ganadero lo autorizó a tirar de la honda, aunque la matara. Dicho y hecho una pedrada en la testuz y la vaca tiesa.

Esto que escribo ya pasó, hoy los toros tratados a caballo desde que nacen no son así, se llevan y se trasladan siempre con temple, despacio, porque si no lo haces así, si te enervas tu o tu caballos, los toros lo presienten y entonces no van a donde tu pretendes. Que lección torera más eficiente da el campo de los toros. El temple, virtud suprema del toreo.

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